Ópera y hip-hop

Sí, sí, estás leyendo bien. Ópera y hip-hop. Pero... ¿Chándal y música barroca? ¿Es que acaso nos encontramos en la ópera con elementos tan dispares como este? Por supuesto, y muchos más. Es necesario eliminar ciertos prejuicios culturales, y hoy vamos a atacar a uno muy típico: la idea de concebir la ópera como algo anquilosado, desactualizado y perteneciente solo a una élite. Esto no es la realidad, y lo vamos a ejemplificar con la puesta en escena de la ópera-ballet Les Indes Galantes. Además, nos trae denuncia social, muy pertinente para lo que vivimos hoy en día.

Primero, situémonos: 1735, el compositor barroco Rameau crea la ópera-ballet Les Indes Galantes. En ella se realiza un recorrido por las Indias, presentadas como lugares exóticos (bajo el prisma europeo de ese momento, por supuesto). Al ser una ópera-ballet, *atención, dato friki* la obra está dividida en entrées (más o menos como los actos en la ópera, para suavizar el dato friki: partes) siendo la última Les sauvages. ¿Qué pasa en esta entrée? Está ambientada en las Indias de Norte América: en ella una tribu prepara la paz con los conquistadores europeos. Entre ellos, el español Don Álvaro y el francés Damon luchan por la mano de Zima, la hija del jefe de la tribu. Zima decide elegir a Adario, un indio de la tribu. Finalmente, los europeos se unen a los indios danzando en la llamada Danza de la Pipa de la Paz.

Acabado el contexto, vayamos al hip-hop. Esta ópera ha tenido varias representaciones, pero mi preferida hasta la fecha es la que describimos aquí. Los salvajes de Rameau están bailando en una especie de pelea en chándal al son callejero de una ópera barroca. La sensación de multitud y la tensión de la música sincronizada en escena culmina con un final que, aunque suene a clickbait, es verdad: no te va a dejar indiferente. Y, de verdad, queda taaaaaaaaaan bien. (Ver el vídeo aquí



En la dirección de escena se estrena el cineasta Clément Cogitore y, como bombazo, la coreógrafa es Bintou Dembelé, líder del hip-hop en Francia. La coreografía no la forman solo pasos de hip-hop, sino también de un baile llamado K.R.U.M.P., nacido a finales de los 90 en los guetos afroamericanos de los Ángeles. Más que un estilo de baile, es un lenguaje, y surgió de la rabia por la violencia policial, con casos como la agresión racista al taxista Rodney King. Violencia policial... Nos suena, ¿no?

Al final de la escena podréis apreciar un símbolo de denuncia que bien nos puede recordar a gestos tan icónicos como el de los juegos olímpicos de 1968 (¿queréis saberlo? Pues, ¡vídeo!). Hay tantos detalles que se pueden analizar, pero no quiero caer en ser un señoro, y a buen entendedor… Mirad el vídeo.

Aquí os dejo la que es, a mi parecer, una puesta en escena llena de fuerza y de simbolismo. Una visión atrevida, llamativa, y que incita a no conformarnos y a luchar contra la injusticia. Y también un ejemplo de cómo el arte no pertenece solamente al pasado, ni mucho menos a una élite. Quizás, después de ver este vídeo, sentís la ópera un poco más cerca de vosotros. La cultura es un regalo para todos, es un hecho: unámonos disfrutándola, dejémonos conmover por ella... Y sigamos luchando.


Por Teresa Camarena Moreno