El mito de Sísifo y cómo aplicarlo a la vida real

 "No te afanes, alma mía, por una vida inmortal, pero agota el ámbito de lo posible"

 Píndaro

 

 

Son innumerables las leyendas que se han ido contando a lo largo de la historia de la humanidad. La mitología ha sido un punto clave para desarrollarlas y todos estos mitos, nos relatan acontecimientos que (a pesar de ser fantasiosos) nos reportan una moraleja que podemos implantar en nuestra realidad.

En este artículo os narraré la historia de Sísifo, personaje de la mitología griega que fundó el reino de Corinto y protagonista de nuestra historia.

Sísifo fue un hombre de gran astucia. Con sus habilidades logró conseguir lo que ningún mortal pudo, engañar a los mismísimos dioses. No obstante, siempre recurría a cualquier forma de embuste, ya que su ambición por el dinero y el poder no conocía límites.

La leyenda cuenta como Sísifo fue el único testigo del secuestro de Egina, una ninfa, por parte del gran dios del Olimpo, Zeus. Al ver tal escena, decidió guardar silencio y mantenerse callado, sin embargo, su padre Asopo (dios de los ríos) llegó a Corinto y preguntó a Sísifo si sabía del paradero de Egina. 

Sísifo, que era muy inteligente, le dijo a su padre que le revelaría el paradero a Egina siempre y cuando le diera algo a cambio. Asopo accedió al pacto y su hijo le reveló el secuestro preparado por Zeus, pero por aquella revelación, él tuvo que darle una fuente de agua dulce a la ciudad de Corinto.

Sin embargo, Zeus al enterarse de tal traición por parte de Sísifo, mandó llamar a Tánatos (dios de la muerte) pidiéndole la cabeza del joven. El temible Tánatos, fue a Corinto siguiendo las órdenes de Zeus con la intención de asesinar al traidor, pero, muy a su pesar, Sísifo logró engañarle y encerrarle haciéndole su prisionero. 

Durante mucho tiempo, tanto la ciudad de Corinto como el Olimpo estuvieron en paz, hasta que Hades (dios del Inframundo) suplicó venganza a su hermano, Zeus. Exigiéndole la muerte de Sísifo y su salida del mundo de los mortales.

Zeus, conforme con las súplicas de su hermano, mandó llamar a su hijo Ares (dios de la guerra). De esta manera, le encomendó una misión, liberar a Tánatos y conducir a Sísifo al inframundo, lugar del que nunca podría volver a salir.

Ares, hijo predilecto de Zeus, accedió a la orden de su padre y se dispuso rumbo a Corinto. Pero, antes de su llegada, Sísifo, que supo que los dioses irían a por él, le hizo prometer a su esposa que si él moría, no le rindiera honras fúnebres. Y así fue como la mujer cumplió con lo pactado.

Al llegar, Ares asesinó a Sísifo, liberó a Tánatos y regresó al Olimpo. Sin embargo, estando Sísifo en el inframundo, no paró de pedirle a Hades regresar a su ciudad, puesto que su mujer no le había hecho las honras fúnebres correspondientes, un hecho sagrado e indispensable por aquel entonces. Así que, Hades, muy a su pesar tuvo que dejarle marchar. De esta manera logró Sísifo vivir muchas décadas en su querida ciudad de Corinto junto a su esposa regresando al inframundo siendo ya un anciano y tomando a la muerte de la mano y no como enemiga. Y así fue como nuestro protagonista logró vencer de nuevo a los dioses gracias a su astucia.

Pero, a pesar de su suerte, Sísifo tendría a su llegada al inframundo un severo castigo, pues ni Hades ni Zeus dejarían que un simple mortal se riera de ellos. Fue así como le obligaron cada día a levantar una gran roca por la ladera de una montaña empinada. Debería subir ese pedrusco hasta la cima, pero cuando estuviese a punto de conseguirlo, la roca caería hacia el valle y Sísifo debería repetir la tarea de nuevo, así una y otra vez por toda la eternidad.

Tomando como referencia la interpretación de Albert Camus, hablaré de la teoría del absurdo y de la inutilidad de la vida. Camus se refiere al absurdo como la esperanza en la que se basa nuestra vida, haciendo creer que no existe la propia muerte. En este caso nos explica cómo el hombre moderno consume su vida a través de la rutina. 

El autor verá a Sísifo como el héroe de lo absurdo, que vive su vida plenamente, rechazando e ignorando la muerte. Es por eso por lo que es condenado a realizar una tarea inútil hasta el fin de sus días, una tarea repetitiva y sin sentido. Sin embargo, lo repetitivo conseguirá transformarse en una tarea trágica cuando Sísifo se da cuenta de que lo único que hace en su vida es subir una roca a una cima. Ahí puede ver lo miserable que es su condición como persona.

Desde mi punto de vista, la vida es lo más importante debido a su finalidad. Es justo en lo efímero de la ella donde encontramos los placeres más agradables. Y la propia vida, el más extenso de ellos. 

Esta es la moraleja de Sísifo, una historia acerca de aceptar lo finita que es la vida y lo importante que es la muerte. Sin dejar de darnos cuenta, que hay que vivir cada momento intensamente y no caer en la rutina.



 

Por Ángela Taltavull