Eternamente agradecida


La escuela de arte y diseño más influyente del siglo XX apenas pudo durar solo 14 años y el colectivo que renovó la escena artística de nuestro país en el periodo de posguerra duró sólo tres años.

La Bauhaus fue una escuela de arquitectura, diseño, arte y artesanía fundada en Alemania en 1919 y sentó las bases del diseño gráfico y el diseño industrial. Esta escuela contaba con los mejores expertos de la época a pesar de que no tuvieran experiencia en la enseñanza; algunos de ellos fueron Paul Klee, Kandinsky o Mies van der Roe.

Un grupo de performadores del Ballet Triádico de Oskar Sclemmer, producido durante su tiempo en la Bauhaus (1927)Oskar Schlemmer; Bauhaus-Archiv.

El Paso fue un movimiento artístico que introdujo la vanguardia en España tras la Guerra Civil. Este movimiento tuvo una gran coherencia plástica que recuerda al Informalismo Europeo y sus miembros una gran individualidad. Algunos de ellos son Rafael Canogar, Luis Feito, Manolo Millares o Antonio Saura. Gran parte de sus obras se encuentran en el Museo de Arte Abstracto de Cuenca.


Fernando Zóbel en la sala grande del Museo de Arte Abstracto Español, Cuenca. 
© Legado Fernando Zóbel. Biblioteca Fundación Juan March, Madrid

Estos dos movimientos, tanto Bauhaus como El Paso, tienen la característica de dar paso a la modernidad de una forma precaria en un ambiente de posguerra.

La Bauhaus se cerró en 1933 por no compartir las ideas del régimen nazi y El Paso se disolvió tres años después de su fundación ya que los miembros consideraron que habían cumplido su principal función de renovar la escena artística española e introducir la modernidad.

Al cerrar la Bauhaus muchos de sus miembros se refugiaron en Estados Unidos donde pudieron seguir desarrollando sus ideas, aunque de forma individual, y los miembros de El Paso también siguieron desarrollando su obra en un ámbito más solitario.

Opinión 20, tras seis años escribiendo artículos, ha cumplido su función. Unió un grupo de jóvenes inquietos que terminaban bachillerato y elegían la dirección de sus vidas. En una escala mucho más remota, al igual que la Bauhaus o El Paso, nosotros también vivíamos nuestro propio momento de inquietud e inestabilidad por el cambio. Apostar por una carrera que dejaría atrás otra época y muchos otros intereses. Opinión 20 tenía miles de ideas: la tribuna, un café con Opinión 20, debates, estatutos, podcasts, agendas, ilustradores, viñetistas… quizás podría haber conquistado Júpiter, pero todo lo que ha conseguido Opinión 20 durante seis años, no ha sido poco.

Solo por la unión de un grupo de jóvenes que “también piensa” y que luchaba contra el estereotipo generacional, un grupo de inquietos en constante búsqueda para proponer soluciones a problemas de hoy. Una revista y un espacio en el que personas de dispares intereses se unían y tejían una red política, social y cultural. Para mí, este rincón de internet ha sido un espacio que necesitaba, un lugar donde crecer, una libertad donde dar forma a mis ideas, investigarlas, darles una dirección, dar voz a lo que realmente me apasionaba. Hay artículos que han guiado y hecho un guiño a donde se dirige ahora mi carrera artística.

Las veces que los miembros de esta revista se reunían formaban las conversaciones más interesantes. Todos salimos de esos encuentros con una agitación, unas ganas de hacer y de crear… una fuerza difícil de describir y difícil de encontrar. Supongo que esta es la magia de conocer personas desde sus propias sensibilidades e inquietudes. Al igual que Bauhaus o El Paso, hoy cada uno de los miembros de Opinión 20 coge un rumbo propio, pero me gusta pensar que siempre tendremos esta pequeña ventana como fuerza de unión. Gracias a todas las personas que han pasado por esta revista, tanto a quienes lo han hecho posible desde los mandos, como a todas las personas que han leído y escuchado lo que necesitábamos decir.

Eternamente agradecida.

Por Almu Wilson