#IlustresPersonajes: La plaza de Santa Ana

El emblemático barrio de Las Letras de Madrid está repleto de pequeños lugares que esconden historia y mucho que contar. Si hablamos de este característico lugar de Madrid, tenemos que hacer una mención especial a la Plaza de Santa Ana, una ubicación que para los madrileños y madrileñas guarda una historia que protagoniza la cuarta entrega de Ilustres Personajes.

Pocas plazas en Madrid están santificadas por el nombre otorgado. La razón de su nombre es simple: en la actual plaza se encontraba el que antaño fuera un convento de monjas carmelitas descalzas, llamado Convento de Santa Ana. Corría el año 1810 y los franceses campaban a sus anchas por la ciudad de Madrid. El emblemático convento que daba vida a esa parte de la villa de Madrid, fue demolido de manera arbitraria. José Bonaparte, aclamado como Pepe Botella por su afición a los licores españoles, puso fin al convento, dejando un solar que hoy conocemos como Plaza de Santa Ana. Leído hasta aquí, puede parecer un acto completamente déspota, clásico de los reyes, sean o no españoles. Sin embargo, uno de los reyes más alcohólicos de nuestra historia acababa de abrir paso a lo que sería un lugar de encuentro cultural sin precedentes.


Aquella plaza, creada de manera artificial por una acción atroz, se convirtió en el centro neurálgico de la literatura, el arte, el teatro, la costura, la poesía, la música y toda clase de desarrollos culturales impropios de la época. Rodeada de teatros y corrales de comedia, la cultura emanaba de sus cuatro esquinas hacia las calles colindantes. Allí, en sus calles que hoy llevan nombres emblemáticos, decidieron dar rienda suelta a su obra escritores de las más diversas índoles


Dónde si no, en la Plaza de Santa Ana, iba a alojarse uno de los cafés más históricos de las memorias madrileñas. El Café del Príncipe era el punto de encuentro de emblemas del romanticismo como Larra o José de Espronceda. Hoy paseamos por sus calles sin detenernos a valorar el contenido histórico de una cervecería que si hablara, contaría demasiado. La cervecería alemana, ubicada en el mismo lugar desde 1904, acogió en su día acalorados debates entre Valle-Inclán y Jacinto Benavente, o la compañía artística de la mejor actriz de la época, María Guerrero. 


Hoy hablamos de La Plaza de Santa por su belleza arquitectónica, que en su pasado fue uno de los sitios de la ciudad de Madrid que más ilustres personajes ha tenido entre sus calles. Nuestro próximo paseo, cerveza, vino o vermut en Santa Ana, tendrá matices históricos dignos de valorar y admirar.