¿Qué significa ser mujer?


El de mujer es un término muy amplio que alude a una realidad heterogénea. La amplitud del término, queramos o no, depende de la persona que lo utiliza.

Nos ocupa, en el día de hoy, un tema complejo, con muchos vértices y aristas. A saber: la autodeterminación del individuo, y, en concreto, la del individuo transgénero. Mi intención es tratarlo con mucho tacto y a pincelada gruesa. Dibujar algunas de las ideas clave, explicar un par de datos y poner sobre las mesa los principales conflictos que genera. Una vez que comprendimos que la orientación sexual es una realidad compleja y diversa, era cuestión de tiempo que el género y el mismísimo sexo pasasen a ser objeto de análisis y controversia. La ley Trans en el parlamento, los panfletos partidistas en televisión, radio y prensa, y, más importante, las opiniones cruzadas entre amigos y familiares. Nos hallamos ante un debate efervescente. Mujeres del mundo, ¡alzad la voz! ¿Qué significa ser mujer?



Cambio de paradigma: hacia lo no binario

El ser humano codicia la verdad. Necesitamos entender el mundo. Este proceso sucede en dos fases: analizar lo que existe (1) y, a continuación, ponerse de acuerdo en el significado de aquello que se ha encontrado (2). La experiencia nos demuestra que los problemas más difíciles de resolver surgen en la segunda fase. Nos encontramos en un lugar histórico y geográfico en el que predomina una visión binaria del sexo y del género. Además, sexo y género se encuentran completamente ligados: macho-masculino, hembra-femenino. La disforia de género - malestar o ansiedad ante la no correspondencia entre género y sexo asignados al nacer - es la pieza que no encaja en este puzle.

Empecemos la casa por el tejado. Al borde del debate, en primera línea de batalla por fijar el significado del término mujer, se encuentra el fenómeno TERF (trans-exclusionary radical feminist), término despectivo o descriptivo, dependiendo de a quién preguntemos. La presencia de un feminismo que rechaza la inclusión de mujeres trans es, a día de hoy, un importante foco de debate y confrontación. Antes de seguir, he de avisaros de que comulgo con muchas de las críticas que se han realizado a esta forma de comprender el feminismo y el concepto de mujer. Mi condición de hombre cis-género me invita a participar como observador en este conflicto, pero, tras varios años de leer y escuchar a mujeres cis y trans, hoy me siento con la capacidad de comunicar lo que he ido aprendiendo y reescribir, con mis palabras, aquellas opiniones que me han parecido más convincentes.


Lo del feminismo

En la teoría feminista el hombre, por el hecho de nacer en esta sociedad, en esta cultura, en este contexto, tiene privilegios. Privilegios que estamos intentando identificar y redistribuir, pero que aún tienen peso en nuestros comportamientos y formas de interactuar. Por supuesto, no se trata de un conflicto de malos vs buenas, sino del conflicto entre el ser y el ser percibida al que se ven abocadas las mujeres por el hecho de serlo. Bien. ¿El hombre que transita a mujer pierde esos privilegios? La mujer trans fue socializada como hombre. Pero negar su condición actual de mujer sea quizás ignorancia o desprecio. Ni el hombre trans se hace hombre para adquirir privilegios, ni la mujer trans se ha hecho mujer para que se los quiten. Que luego utilicen o sufran esos privilegios es consecuencia de la transición, pero rara vez será el objetivo. Así mismo, cabe destacar que muchas mujeres trans pudieron sentirse mujer toda su vida y que la condición de hombre fuese algo impuesto por un tratamiento social y legal que no le correspondía. En muchas ocasiones no se trata de un cambio a posteriori del género, sino de una corrección, de una adecuación. Una persona transgénero quiere que la sociedad le trate como elle se trata a sí misme. El cambio de sexo es uno de los métodos más eficaces para que esta adecuación se dé de forma satisfactoria.


Lo legal

No conozco los entresijos de la teoría queer, pero no me parece tan descabellado aceptar legalmente el cambio. La OMS elimina en 2018, más vale tarde que nunca, la transexualidad como enfermedad. A partir de entonces, dar a una persona el estatus de mujer/hombre y mostrar a la sociedad que estas personas existen es, a mi parecer, necesario. Ver misoginia en un acto como este implica confrontar la realidad de la mujer contra la realidad de la persona trans. Como comentaba al inicio, el término mujer es amplio y heterogéneo. Recortar su significado mediante leyes no va a hacer desaparecer a estas personas. Sentirse mujer no es algo que se pueda evitar y por ello debemos acostumbrarnos a incluir en este concepto todos los tipos de mujer. Igual que al decir mujer no hacemos apreciaciones de edad o altura, recordar que tampoco estamos determinando si se trata de una mujer cis o trans.


Lo biológico

Trabajemos ahora sobre esta afirmación: “el género es una creación del ser humano y el sexo no.” Podríamos decir que el sexo es una serie de características fisiológicas que se selecciona durante el desarrollo embrionario según el material genético que hayas obtenido de tus padres. Está escrito que si tengo un cromosoma X y un cromosoma Y voy a tener pene. Esto es, en cierto modo, mentira. La complejidad del sexo es mucho mayor y aunque la parte visible, los genitales, tiene un carácter binario, o pene o vagina (incluso ambos), se lleva estudiando desde hace muchos años la existencia de un gran abanico entre lo que podemos considerar un macho puro o una hembra pura. Tanto diferencias en la carga cromosómica (genotipo) como en su forma de expresarse (fenotipo) pueden generar dificultades a la hora de identificarse con un grupo o con el otro. Incluso, en el momento de nacer, muchos padres, junto con los médicos, han de decidir si el neonato será niña o niño para el resto de su vida. ¿No va rompiendo esto poco a poco nuestra visión binaria del sexo? Lo importante es que el desarrollo cerebral y la toma de decisiones también forman parte de esta identidad sexual. La efectividad y diversidad de tratamientos existentes a día de hoy permiten "reprogramar" parcialmente la sexualidad biológica. La transición se realiza hacia su "verdadero sexo", es decir, aquel que corresponde, según el canon social, a su género.


Hay mucho debate secundario que sería necesario analizar. Al fin y al cabo, no todo se sabe y hace falta seguir investigando y definiendo las nociones de género y sexo. Os invito a buscar en la literatura especializada cualquier duda o pregunta que os haya surgido y contarnos qué respuestas habéis encontrado. Mientras tanto, os dejo una de las mías. ¿Qué sucede con los hombres gestantes, con la mujer trans que quiere ir al ginecólogo? Muchos de estos “problemas” son más sencillos de lo que parece. Los médicos conocen las diferentes formas en las que se puede manifestar el sexo de una persona y llevan años viendo a hombres con vagina y a mujeres con pene. El que ahora se lleve al mundo político y legal es un gran avance, pero lo trans ya existía antes de esto. Por aclarar, no se está debatiendo la existencia de las personas trans (aunque hay a quienes les gustaría), sino su plena inclusión social y legal en aquel grupo del que sienten forman parte. Los derechos que ha conseguido el feminismo para con la mujer no se desmoronan por agrandar el término mujer para incluir a sus compañeras trans. Todo lo contrario. Gana fuerza. Se demuestra, una vez más, que el feminismo no se alimenta del odio y del ego del que se siente rechazado, sino de la intención de generar una sociedad más inclusiva. ¡Qué fácil es gritar interseccionalidad! ¡Qué hipócrita ver privilegios sólo en el ojo ajeno!

Haciendo un análisis pausado, uno puede deducir las vías de pensamiento que han llevado a tantas mujeres a negar la inclusión de la comunidad trans en sus colectivos. El feminismo tiene un fuerte carácter de lucha en favor de las personas con útero. Lo impulsa el hecho de que la mujer ha sido históricamente la encargada de parir, cuidar y criar a los niños. Es decir, perpetuar la especie y la cultura. Defender a la mujer y su empoderamiento precisa defender y poner en valor el sexo asociado al género femenino. Esta fuerte conexión entre genitales, sexo, género y lucha social provoca su fusión e identificación en una sola entidad. De esta forma, no nos debe sorprender que algunas personas terminen confundiendo feminismo con defensa de las personas con vagina. A mis ojos, el feminismo es amplio, flexible y es perfectamente capaz de incluir a las personas trans sin dejar de lado sus reivindicaciones a favor de las personas con genitales "femeninos" y capacidad gestante.

Finalmente, y para entender los avances sociales que se están logrando en este ámbito, me gustaría haceros dos recomendaciones. La primera, visitar en Wikipedia la entrada en inglés de Elliot Page. Un famoso actor que, tras participar en películas como Juno o en series como The Umbrella Academy con papeles femeninos, ha hecho pública su condición de transgénero. La entrada habla de “he” en todo momento y solo se menciona su deadname cuando se hace referencia a su nacimiento. En segundo lugar, el twitter de Elysabeth Duval, una excéntrica filósofa y una gran escritora que dice estar "hasta el coño de lo trans" y hace una revisión profunda del tema en su último ensayo Después de lo trans.


Por Juan Cabrera