¿Por qué el doble-tempo ya no mola tanto? Sobre la McDonalización de los recursos en el Freestyle

Creo que si a día de hoy pregunto “cuál es tu freestyler favorito” mucha gente podría coincidir en Chuty, Aczino, Bnet, Teorema, Nitro, Skone, Wos, Trueno y un largo etcétera de raperos talentosos. Los freestylers de calidad abundan de unos años a esta parte, casi todos los que he nombrado me encantan, pero si pregunto por el que menos gusta, por el peor del panorama internacional o por el más odiado, una gran mayoría coincidiría: Force.

A mí me gusta Force. En serio. Force es de los freestylers actuales que más consiguen emocionarme.

Force

La capacidad de un artista para emocionar al público en directo es importante. Muy importante (aunque a veces roce con el melodrama). ¿A quién carajo no le emocionó aquella rima de Wos de “Esa es la diferencia entre mi país y el tuyo” (que consiguió darle el título en la Final Internacional de Red Bull contra Aczino en 2018)? Y debería ser calificada, quizá no tanto como el contenido o las estructuras, pero debería evaluarse la capacidad que tiene un rapero para captar la atención del público y saber encenderlo. Encender a la gran parte, no a un grupo selecto como en el caso de Chuty, cuyas rimas a veces son más valoradas por la banca de profesionales que por el público, cosa que le sirvió para ser bicampeón de FMS pero no para ganar a Yenky One en 2018.

Aunque es demasiado vasto y amplio en técnica y temáticas, el RAP es un género musical de origen obrero y su objetivo siempre debe ser (o ha debido ser) sensibilizar a la peña: generar conciencia. En el totalitarismo (o en la propaganda política en general) lo que se intenta es conectar y convencer a “la masa”, y la historia ha demostrado que la mejor manera de hacerlo es con emociones y no con argumentos. Es de esperar, entonces, que las frases populistas, vacías y de grito fácil ganen protagonismo frente a estructuras ingeniosas difíciles de comprender para la media del proletariado joven. Es decir, para un chaval o chavala estándar de clase media, que es el público objetivo de las batallas de gallos.

Con esto no quiero decir que seamos tont@s o incult@s, o que haya que tener dinero o estudios para entender este espectáculo. Sólo es cuestión de comparar efectos en el público y resultados en palmarés de freestylers como Ricto y Force para darse cuenta de que ganas más dinero gritando que filosofando. Se debe exigir a un rapero que emocione y Force emociona. Pero Force no está relacionado con la palabra emoción, Force está relacionado con otra palabra: relleno.

El relleno es un mal necesario, sería muy difícil o imposible tener 100% de coherencia en una batalla (y eso está bien). Pero llenar dos o tres barras de relleno para tirar un punchline al final del patrón… es por lo menos vago, es un poco una mierda. Todos hemos visto algún vídeo en YouTube del estilo “Force 4 minutos fuera de contexto”.


Además de joyitas como “me suicido chaval, eso está muy bien” o “quieres ser un Stradivarius” voy a transcribir algunos de los patrones que nos ha dejado Force en los últimos años:

  • “A mí nadie me quiere de aquí, nadie me ayuda / y eso que yo estoy rapeando una locura / estoy rapeando una locura / sólo te gritan más por el tamaño de los porros que te fumas.” (VIVI vs FORCE – Octavos Red Bull España 2020)
  • “Vengo siempre parce, porque voy a destrozarte / si yo empuño el micro, fijo que voy a matarte / yo soy el tiempo, pero no mi contrincante / porque él las agujas las usa para drogarse.” (FORCE vs ZASKO – FMS España J4 2019)
  • “Sabes que vengo en la tarima / porque la verdad que esto ya es capicúa / sabes que te gano y que es capicúa / FMS Argentina: tiene los puntos de Stuart.” (FORCE vs HANDER – FMS España J3 2019)
  • “Sé que yo te vo-vo-voy a fu-fu-fundir cada vez que yo te pi-pi-pi-pido te la meto (?) / ¿Có-có-cómo pi-pi-piensas que me va-va-vas a poder igualar cuando sabes que yo te arremeto? / Ok, ¿eso no lo habíais visto desde luego mongolos? / Yo también tengo trucos nuevos, pero los aprendo solo.” (CHUTY vs ZASKO - FMS España J4 2017)
  •  “Sabes ya que viene con el puño arriba / mira nigger como luego te elimina / porque el BTA te encasquilla si tiene ya cada rima. / Mira cómo luego ya te humilla / porque este rapero sí se inspira / dice que no puede hacer el doble-tempo con la muletilla / pero tengo cada estilo que luego se astilla. / Porque el BTA te lo pone, lo hace ya de            maravilla; / metralleta que “se acaba” cuando el BTA te “juntilla” / pero (palabras   intranscribibles) mira como sigo si no se respeta / porque no quedo sin aire, “cada rima está completa” / sabes que lo mato, lo remato porque mira feka solamente te lo pone feka / Sonicko, hazme el favor y cárgame la escopeta / (sonidos de disparo) Esto sí es una metralleta.” (BTA vs ZTICMA – Batalla de exhibición Otumba (México 2019))

L@s más avispad@s se habrán dado cuenta de que Force no aparece en las dos últimas transcripciones y que en su lugar me atrevo a mencionar a Chuty y a BTA. El ejemplo de Chuty es un punchline con referencia a una batalla que su rival tuvo contra otra leyenda del las batallas, Khan; muy potente y épico pero en el que hace uso de adornos técnicos repletos del más cutre relleno. La última muestra es, para mí, el mayor ejemplo de la decadencia del Freestyle preCOVID: la metralleta de Otumba de BTA.

Aunque pueda parecer contradictorio con mi defensa a Force, detesto que el Freestyle se haya convertido en una máquina populista, y el doble-tempo es el peor de sus engranajes. El doble-tempo (en lo referido a la disciplina del RAP improvisado) es la técnica para meter relleno más fullera que hay, da la sensación de que está pasando algo súper épico cuando en realidad… no. Me refiero a cuando un rapero dice dos frases cualesquiera muy rápido y se detiene para gritar un pareado básico a su oponente (al público en realidad). Lo que me enfada de esta situación es que el público condene a Force y se encienda con la rima de BTA cuando ni siquiera está bien clavada, que odien el relleno pero aplaudan a Chuty mientras ignoran la coherencia de Joqerr. Si hablas de doble-tempo es obligatorio hablar de Kódigo. No tengo mucho que decir de este hombre, sólo recomiendo que busquen sus freestyles en YouTube y se preparen para disfrutar. Si bien es imposible librarse del relleno (y repito, esa es la magia de la improvisación) el doble-tempo de Kódigo es en su mayoría limpio y fluido, está hecho para su propio disfrute y no para provocar explosiones en el público. Y creo que eso es algo que ha cambiado con los años. No quiero parecer “pollavieja” pero el doble-tempo de Chuty contra Fisko de 2013 me parece mucho más destructivo y coherente que la media de "metralletas" que se producen en serie ahora.

Y a lo mejor ese es el problema, a lo mejor no es que nosotros hayamos cambiado o que no veamos fresco el formato (cosa que también cabría cuestionarse). A lo mejor el problema es que ahora existe un nivel de producción mucho mayor: las batallas cada vez se para(ba)n más (esto es cuando sucede una rima y el público grita tanto que impide que los raperos sigan rimando) y, en mi opinión, no es porque sean más buenas; es porque son más espectaculares, más de fuegos artificiales. No son efectivas sino efectistas. Estoy hablando aquí de las grandes competiciones internacionales, en la calle y en muchos sitios podemos seguir disfrutando de batallas llenas de contenido pero no olvidemos que esto es un espectáculo que se basa en gran parte en el morbo. Sin embargo, creo que es evidente que recursos como el doble-tempo eran antes como un cocido, un guiso a fuego lento o una buena carne preparada a la brasa que ocurría en momentos especiales y ahora parece más bien un Yatekomo o una hamburguesa de 1€ del McDonald’s.

Respeto a BTA, y respeto a quien le guste (aunque los cortos de miras creerán que lo odio por emitir una crítica negativa de una actuación suya), pero una de las batallas más aburridas que he visto en una nacional de Red Bull es BTA contra Chuty. Casi no me entero de nada y siempre se sigue el mismo patrón: rápido, rápido, rápido y ahora me paro y te grito. Seguramente en directo fue increíble pero en diferido se ve el cartón. Y quizá eso es una de las pocas cosas positivas que nos ha traído la COVID-19, con la ausencia de público se está notando un cambio en el desarrollo de las batallas que podemos ver en FMS. Aunque al principio temíamos por la vigencia de este espectáculo, a muchos nos sorprende su mejora: ya no se paran las batallas, ya no se busca el recurso fácil. El flow es el flow, la técnica es la técnica, le impresione a quien le impresione, engañe a quien engañe y el público parece ser cada vez menos una bestia a la que lanzar carnaza.


Por Villadiego.