¡Asaltemos Facebook y Twitter!


No sé si estuviste atento de lo que pasó la anterior semana en Estados Unidos. No, no... no me refiero al de los cuernos asaltando el Capitolio y al que robó el atril. A la otra cosa.

Pongámonos en contexto, el presidente de una nación dice que deberían asaltar el Capitolio, la gente lo hace y luego critican a Trump porque no lo está condenando. Días después aparece un vídeo en redes sociales en el que lo condena abiertamente. Y, además, aunque se refugiaba en conspiraciones de fraude electoral, aceptaba su derrota y decía que el traspaso de la presidencia a Biden sería, digamos... suavecito.

Y, ¡de repente! 14 de enero de 2021. Twitter banea la cuenta de Trump y Facebook le sigue. Ambos concuerdan en que el presidente de Estados Unidos ha incitado al odio y eso no lo pueden permitir. ¡OJO! ¡HA INCITADO AL ODIO! ¡EN 2021! ¡QUÉ SORPRESA!

Hay dos puntos de vista aquí: la gente que aplaude y la gente que se pregunta ¿por qué ahora? Amigos míos, esta es la opinión de una persona no anónima (porque soy yo) que concuerda con el segundo grupo.

No sé si lo sabíais, pero Twitter y Facebook son negocios. Hay un presidente, un consejo de administración y buscan ganar dinero. Su objetivo de negocio no es que Ibai te de like, de verdad que no, su objetivo de negocio es hacer más dinero en 2021 que en 2020 y, a su vez, más que en 2019.

Trump se ha gastado en toda su campaña electoral (siéntate, que a lo mejor te desmayas) 107 millones de dólares solamente en Facebook Ads. Que, por cierto, no muy lejos está Biden con 94 millones de dólares, pero ya hablaremos de él. Trump gastó 2,7 millones de dólares solamente en los dos días anteriores a las elecciones de octubre.

Claro, ahora imagínate a Twitter y Facebook diciéndole a sus inversores: “Oye mira, es que este usuario ha puesto un tweet racista, vamos a bloquearle la cuenta para siempre y a perder 100 millones de dólares”

Me imagino a los inversores aplaudiendo esa decisión en una sala de reuniones mientras brindan por la unidad y la paz de este mundo. Nótese la ironía en mis palabras.

Trump, al igual que muchos de los líderes políticos controvertidos que usan las redes para ganar notoriedad, es MUY rentable para Facebook y Twitter. El Partido Republicano puede gastar millonadas anualmente solo para que llegue a 30 millones de personas un vídeo de Trump salvando un perrito.

Entonces, ¿por qué lo han baneado ahora? Pues porque va a perder esa rentabilidad. Hacienda y varias instituciones están frotándose las manos para que el día 20 puedan, por fin, atacar a machete al ex-presidente y canjear sus deudas. Biden será presidente y Trump quedará en un segundo plano. Twitter y Facebook logran una reconocimiento moral, por tanto, increíble por usar su "poder baneador" para callar a una persona que incita al odio.

PAREMOS AQUÍ, lo he entrecomillado para que veáis lo absurdo que resulta. Ha habido un desarrollador de Twitter y otro de Facebook que con un clic ha conseguido que Trump no pueda volver a comunicar en ese canal. ¿Vosotros también entendéis lo fuerte que suena, verdad?

Al final estamos sujetos a las condiciones que ellos nos ponen, estamos sujetos al algoritmo de Instagram porque aceptamos unas políticas que así lo dicen. Si no queremos estar sujetos a ellos, tenemos una solución muy simple: irnos. 

Pero claro, no te vas a enterar de si Ibai se cambia de G2, ni de si María Pombo tiene un niño, y eso es información muy jugosa que Instagram, Facebook y Twitter saben que no te puedes/quieres perder. Algún día habrá una revolución de redes sociales open-source, es decir, redes en la que todo el mundo tenga acceso al código fuente y pueda editar lo que quiera de ellas, creando así sus propias "sub-redes", como está sucediendo con Mastodon. Pero, hasta entonces, tienes dos opciones: o sigues sus reglas o te vas. Bueno, o como en el caso de Trump, te echan.

Por Carlos Otero