Rosalía. Talento pa' lo que quieras

He tenido la suerte, la maravillosa suerte, de haberme criado parte de mi vida en tierras gaditanas. Más concretamente en la tierra que llaman los lugareños: “La Isla”. San Fernando, lugar de nacimiento de mi abuela y mi madre, razón por la cual disfrutaba gran parte del verano, las navidades y las Semanas Santas en el sur de España. Entre idas y venidas a la playa desde la casa de mi abuela, ella disfrutaba enseñándome la colección de cintas de radio cassette de mi difunto abuelo. Hombre de vida sencilla y amante de su cultura que contaba entre su colección con cintas de los grandes artistas del flamenco andaluz. Es así como llegó a mi ese arte, tan puro, tan sentido, que toca lo más profundo de quienes lo aman. Una larga lista de cantaores y músicos llegaron a mis oídos y después a mi memoria durante mi niñez y adolescencia. Manolo Caracol, Paco de Lucía, Enrique Morente, Carmen Linares y por supuesto, Camarón de ‘La Isla’ entre otros. Sí, es la segunda vez que menciono este sobrenombre, ‘La Isla’, porque de nuevo, la suerte quiso que la vida llevase a mis abuelos maternos a desarrollar su pequeña historia en la misma ciudad de donde es originario Camarón; el máximo exponente del arte flamenco hasta la fecha por supuesto con el permiso de muchos. Así es como, sin quererlo ni beberlo, entiendo los distintos cantes del flamenco y de vez en cuando, vuelven a sonar en mi casa por todo lo alto recordando en la memoria tiempos felices. 

Desde la muerte de Camarón en 1992, el flamenco llegó a un máximo apogeo en los años posteriores para después quedar en los corazones de muchos sin que alguien los hiciese vibrar como antaño. La industria de la música dejó al flamenco de lado en favor de otros estilos musicales que conquistaban masas más allá de los océanos y poco a poco quedó en una música que desde luego no conquistaba la prensa o llenaba auditorios enteros. Gracias a grandes artistas como Estrella Morente, Diego el Cigala o José Mercé entre muchos, el flamenco prosiguió su andadura en el mundo de la música sin necesidad de ser el número uno de la lista de los 40 Principales. Aunque nunca lo fue y nunca le hizo falta. Todo era como debía de ser, hasta que estalló una nueva revolución en el mundo del flamenco con un nombre tan característico como único: Rosalía. 

En 2017, una joven de 23 años volvió a conmocionar el mundo de este arte musical. Una voz clara y pura, dulce y sencilla. Un estilo rompedor y único. Ella hizo que los más grandes del mundo del flamenco se levantasen atónitos al oír aquella voz de una joven barcelonesa que poco o nada tenía que ver con el origen de los más castos del flamenco. Así lo cuenta la propia Rosalía. El flamenco llegó a su vida con una cinta de Camarón que cautivó su corazón y cuando empezó a estudiar música, lo tuvo claro. Ella era única y quería disfrutar este arte desde los 13 años. Su maestro, José Miguel Vizcaya ‘El Chiqui’, desató su amor por este género para fortuna de todos los que lo disfrutamos. 

Su arte, su forma de cantar, su estilo y ganas de comerse el mundo, llevaron a Rosalía y su forma de hacer música a otro nivel. Su primer disco, Los Ángeles, nada tiene que ver con la Rosalía que todos conocemos ahora y que conquista Premios Grammy llevando la música española a lo más alto. Las voces más críticas se alzaron, para luego quedar acalladas por el enorme talento de una artista que puede y debe hacer lo que le dé la gana. Es precisamente lo que hace. Explorar su talento y sus virtudes musicales para llevar más allá su música. Es la primera cantaora ligada a la música urbana, acercando a muchos un estilo de música que llevaba varios años reservado para unos pocos puristas melancólicos. Ha vuelto a poner el estilo flamenco en boca de todos. Qué más dará si hablamos de un palo o de otro. Hablamos de un talento diferente fusionado con la música urbana. Ha unido generaciones en torno a una música que cada vez conquista a más personas en todo el mundo. 

Por supuesto, desde su debut más flamenco hasta este nuevo estilo, ha suscitado muchas críticas. Recuerdo que leí en una entrevista en la que se hablaba de esta nueva polémica: que si lo que hace Rosalía no es flamenco, que si se ha vendido a la música comercial o que si está desaprovechando su oportunidad para hacer historia en el flamenco. El entrevistado, que había trabajado con Rosalía, lo tenía muy claro: “Rosalía puede hacer lo que quiera, tiene tanto talento en su música que puede ir y venir del flamenco cuando quiera”. Así, sin más y con esta última afirmación, me gustaría cerrar este artículo añadiendo una última reflexión: La forma en la que Rosalía ha decidido llevar su carrera musical debería servir de ejemplo. Ha seguido por su camino, sin rendir cuentas a nadie y todos deberíamos hacer lo mismo. Intentar explorar aquello que nos gusta y quitarnos de prejuicios. Sé que es fácil emplear a Rosalía como ejemplo, no todos tenemos su talento para hacer aquello que nos gusta, pero quedémonos con la esencia. Ella se enamoró del flamenco, trabajó duro y se esforzó muchísimo por encontrar su estilo, y luego lo empleó como quiso. Todos podemos hacer ese camino, porque todos podemos encontrar nuestro talento pa’ hacer lo que queramos, esforzarnos cada día por llevarlo al máximo pero sobre todo, para disfrutarlo. 

P.D. Rosalía, ojalá algún día puedas leerlo. Gracias por hacer vibrar al flamenco a tu manera. 

Restaurante Venta de Vargas, donde Camarón empezó a cantar. San Fernando, Cádiz

Por David Fernández