En 1898, mientras los españoles perdían definitivamente su imperio colonial en Cuba, los americanos perdían la cabeza por la última novela de H.G. Wells: La Guerra de los Mundos. Esta caótica novela narra por primera vez en la historia cómo sería vivir una invasión alienígena y lo indefensos que nos encontraríamos los humanos ante dicho acontecimiento. Desde una trepidante lucha “ejército británico vs aliens”, hasta la infección de los marcianos a causa de una extraña bacteria, la paranoia de Wells no decepciona. Sin embargo, no es del escritor H.G. Wells de quien quiero hablar hoy, sino de Orson Welles, aficionado al teatro y locutor de la Columbia Broadcasting, más conocida como CBS.
La víspera de Halloween de 1938, el afamado periodista llevó a cabo una de las mayores gamberradas de la historia de la comunicación. Desconozco si fue por las evidentes similitudes entre apellidos, pero lo que está claro es que su inconsciencia y “mejorada” versión de la novela de Wells casi lleva a Estados Unidos a declarar una alerta nacional. Junto con sus amigos de la compañía de teatro neoyorquino ‘Mercury’, utiliza como base La Guerra de los Mundos. Un emocionado Orson Welles se puso creativo y cambió ciertos detalles de la historia para hacerla más convincente y real.
Fuente: Orson Welles narra "La Guerra de los Mundos" - 30 de octubre de 1938 |
Con todo listo, a las 8 de la noche, da comienzo el espectáculo. Welles, relata durante alrededor de 60 minutos la lucha a muerte entre un ejército de alienígenas procedentes de Marte y los pobres habitantes de la rural Grovers Mill, Nueva Jersey. No solo proporcionó a la historia una ubicación real, sino que incluso llegó al extremo de entrevistar a un inventado Secretario de Estado e interpretar conexiones en directo con corresponsales en el lugar de los hechos:
“Una llamarada ha brotado del espejo y se dirige a los hombres que avanzan. ¡Los ha alcanzado! ¡Dios mío, los ha fulminado!” Así relataba el evento el ficticio corresponsal al encontrarse ante una horda de alienígenas momentos antes de ser atacado.
En la era tecnológica, este acto de manipulación mediática no nos parece más que una broma radiofónica algo gratuita. Sin embargo, debemos ponernos en la cabeza de un ciudadano estadounidense de los años 30 que, en una tranquila noche de otoño, decide sintonizar la radio para escuchar las noticias del día. Debido a la autoridad que imponía la radio en materia de información en este momento histórico, se desataron protestas en las calles e incluso se colapsaron algunas ciudades de la costa este. Todos aquellos que se perdieron la introducción del programa de Welles en la que especificaba que se trataba de una adaptación de la novela de H.G. Wells, salieron en pánico absoluto a la calle en un intento de salvarse de la inminente invasión marciana.
Hoy en día, nuestros Welles han metamorfoseado hasta convertirse en una amenaza mucho menos evidente que unos alienígenas recién llegados de Marte y son más peligrosos que nunca. No colapsarán ciudades, no, pero son capaces de colarse en lo más profundo del pensamiento humano y anidar allí. Pongamos el ejemplo de una noticia que salió a la luz esta misma semana:
Fuentes: elpais.com, www.elmundo.es, www.20minutos.es, www.larazon.es, www.abc.es, eldiario.es |
Los medios de comunicación cumplen dos funciones fundamentales en las sociedades democráticas: proteger la libertad de prensa y servir a los ciudadanos mediante la proporción de información “objetiva” que les permita realizar juicios de valor sobre los asuntos de la agenda política. No obstante, a pesar del enorme servicio de protección democrática que proporcionan a la sociedad, es frecuente leer noticias en las que el pensamiento crítico sobre dichas cuestiones ya viene de serie. Es decir, las noticias que leemos, no son neutras ya que existe cierta connotación detrás de las mismas. ¿Es esto consecuencia de la naturaleza subjetiva del ser humano que escribe la noticia? Lamentablemente, en la mayoría de los casos, no es así. Como es lógico, a la hora de escribir cualquier tipo de texto, es imposible hacerlo de forma completamente imparcial. Por mucho que yo misma intente hacer de este artículo algo objetivo, por ejemplo, al incluir noticias en las que estén representadas todas las variantes de nuestro espectro político, doy mi opinión a los lectores.