Se cuestiona todo menos a las madres



Mafalda cuestionando el argumento de su madre, por Joaquín Salvador Lavado (Quino)

Parece ser que en los discursos de nuestros políticos hay ciertas expresiones que validan automáticamente todo su argumentario: que si “según unos estudios americanos”, que si “los expertos recomiendan”, que si “lo que usted dice es antidemocrático” … y así hasta conseguir potenciar su credibilidad ante el ingenuo. Aparentemente, durante la pandemia que estamos viviendo, esto se está poniendo más de moda que nunca, y referirse a la OMS a la hora de discutir con el vecino sobre lo que deberíamos hacer tanto nosotros como el gobierno se está normalizando como un alegato simplista de nuestro espíritu crítico. Y es que, si nos limitamos a esto, nos pareceremos a cuando de niños nuestra madre nos callaba con un contundente “porque lo digo yo, y punto” y nadie se molestaba en hacer siquiera un ademán por refutar. Argumento de autoridad en toda regla. No obstante, tener una opinión crítica y cuestionar las actuaciones de la autoridad (sin contar a las madres) es clave.

Actualmente, la ONU es la autoridad a nivel internacional que quizá mantengamos como el máximo influjo para afrontar los retos colectivos de hoy, como por ejemplo la pandemia que estamos viviendo. Las instituciones internacionales, por tanto, son realmente importantes principalmente porque son el punto de encuentro para ajustarse a los cambios dramáticos que atravesamos hoy.

El primero de todos estos cambios en los que las instituciones juegan un papel fundamental sería quizá la costosa pugna por democracia a nivel mundial, tal y como se puede ver en la reacción bielorrusa ante el “último dictador de Europa”, Aleksandr Lukashenko (por poner solamente un ejemplo); la globalización sería el segundo gran factor de cambio, aunque durante los últimos 4 años de Trump podamos haber caído en un cierto escepticismo sobre el tema de juntar fuerzas por el lema “America First” (y punto); en tercer lugar, la revolución de la información y sus debates sobre la privacidad de datos que necesitan reforzar ese hipotético marco legal y que ha tenido que ver con los procesos de democratización y globalización mencionados anteriormente; finalmente, el cuarto punto destacable de cambio sería la emergencia sanitaria junto con las respuestas que faltan por dar para acabar con “el maldito bicho” de una vez por todas y reordenarnos un poco. 

Por tanto, dada esta situación en la que vemos que nuestra sociedad se transforma, las organizaciones internacionales juegan por tanto un papel fundamental para organizar puntos de encuentro y así configurar los estándares ajustables a este despliegue de cambios irreversibles. Sin embargo, esto no significa que deban quedar exentas de juicio.

Las críticas que recibió la OMS por su supuesto favoritismo con la dictadura china durante la pandemia, los casos de corrupción de los gobiernos o la burocracia asociada con el sector bancario internacional son elementos para considerar antes de poner fin a nuestras discusiones con un simple “las cosas son así, lo dice la OMS.” 

Aprendamos a  dejar de lado los argumentos de autoridad y pasar a los hechos de verdad para no perder nuestra calidad democrática.

Esto no siempre es fácil. Información, información y más información. Hay tanta información que ya no nos paramos a pensar en su calidad, veracidad o fuente. Leer una noticia completa, comprobarla y discutirla conlleva tiempo, pero no nos confundamos porque invertir tiempo no significa perderlo. Instauremos el: “Déjame informarme bien que no quiero que me tomen el pelo” como el nuevo “vísteme despacio que tengo prisa”.

Actualmente formamos parte de una sociedad que contempla Twitter como una herramienta de activismo. Durante la primavera árabe por ejemplo, la red social fue poderosísima para recoger y extender las quejas de los habitantes y así crear una comunidad empoderada que reclamó sus derechos. Esto quiere decir que todos tenemos el poder de participar en los cambios que atravesamos y que podemos influenciar en la toma de decisiones de quienes nos dirigen de una manera efectiva si nos informamos y cuestionamos la información que se nos da. Un tip es hacerlo con amigos y con unas cañas (quien saque un argumento de autoridad a lo “X es verdad porque lo dice la ONU”, chupito o que invite al resto).

Así que bueno, en conclusión, para afrontar todos los cambios que se nos vienen encima, perdamos el miedo a cuestionar a la autoridad (siempre y cuando no sea tu madre, ahí mejor tener un poquito de miedo).

Por Lucía López Arana