España, pide un deseo.

Hace algunas semanas, Nerea Luis Mingueza realizó una espléndida intervención frente al Presidente del Gobierno y el Ministro de ciencia (os dejo por aquí el resumen de su intervención). Nerea, reconocida Doctora por la Universidad Carlos III en el campo de la inteligencia artificial, lanzaba un mensaje que a muchos nos debería hacer recapacitar:

“Recordad que España también es un país de ciencia e innovación” 


La crisis de nuestro ya habitual Covid19 ha evidenciado los grandes problemas estructurales de nuestro país. Sí, el gran problema de España es ser el país del turismo y… solo del turismo. Sol, kilómetros de playa y una localización europea privilegiada nos otorgan la posibilidad de explotar un sector que deja mucho dinero (13%-14% del PIB anual) pero se convierte en un problema cuando dependemos de él. 



Ahora nos acordamos de la industria, que quedó olvidada y que sigue perdiendo empleos. También echamos en falta a nuestro sector primario, cada vez menos competitivo y que por consecuencia provoca eso que llamamos despoblación rural. Las energías renovables nos siguen sonando a objetivos del año 2050. Nuestros científicos, jóvenes y no tan jóvenes, llevan años emigrando a otros países ante la falta de oportunidades y alzan la voz, al igual que Nerea, para reclamar más apoyo a la ciencia y a la innovación. 



Europa nos ha sacado los colores antes de darnos el tan ansiado y necesario rescate en forma de lluvia de miles de millones de euros. Y menos mal. Tanto dinero está supeditado a ponernos las pilas en todas estas materias. Parece que por fin han entendido el por qué de tantos males. 



España también puede ser un país de ciencia, digital y competitivo. El Covid19 ha cambiado muchas cosas, pero si algo tiene que cambiar, si tuviésemos que pedir un deseo, sería dejar de ser solo el país del turismo. La buena noticia es que tenemos mucho margen de mejora y muchas ganas de cambiar las cosas. En España hay talento capaz de cambiar nuestro modelo económico, y mucho. Con una enseñanza de calidad y accesible, nada hace pensar que no tengamos una sólida base con la que empezar. Es más, si algo es reconocible en el resto de Europa, es que los científicos españoles tienen un nivel de formación y preparación por encima de la media. El problema es no ofrecer las condiciones para aportar ese talento y formación en nuestro país. Este cambio no llegará de la noche a la mañana. Son necesarios varios años para volver a recuperar sectores de actividad que llevan un serio atraso frente a nuestros competidores. Pero se puede. Las crisis siempre dejan una puerta abierta a las nuevas oportunidades y esta es una de esas que no podemos dejar escapar, porque puede que si no empezamos ahora, sea demasiado tarde en el futuro. Necesitamos apostar por un futuro diferente donde no solo se hable la costa de España. 



El talento de español está al servicio de los demás y queremos que nuestros científicos e investigadores sean los grandes protagonistas del cambio. Hablar de ciencia e innovación es hablar de futuro y de progreso. Hemos sido capaces de desarrollar posiblemente el mejor sector turístico de Europa y del mundo; creo sinceramente que también podemos ser los número uno en muchas otras cosas, pero tenemos que darles una oportunidad. Para ello es necesario apostar por mayor inversión en I+D+i, por reducir la temporalidad y aumentar la estabilidad. Realizar políticas de incentivos a la inversión en innovación e investigación con solidez. En resumen, trabajar por ello de manera constante y con visión de futuro. Yo sí creo en ello y estoy convencido de que muchísimos españoles también. 



Vamos a por ello, vamos a convertirnos también en un país de ciencia.




El ADN tiene una primer foto icónica, la llamada "Fotografía 51", tomada 1951 por Rosalind Franklin

Por David Fernández