Carácter Generacional

La luz de la esperanza empieza a verse al final del túnel. Pasarán los días, las semanas… las fases. Poco a poco recobraremos la denominada nueva normalidad, acompañados de una mascarilla en la cara y un bote de gel desinfectante en los bolsillos. Llegarán los ansiados avances científicos, que tan necesarios son para combatir a nuestro nuevo enemigo invisible. Alcanzaremos la normalidad, y miraremos hacia atrás incrédulos, pensando en cómo pudimos vivir la que es sin duda una época para la historia. Todo acabará, tarde o temprano, y el Covid-19 ocupará un hueco en nuestras memorias que se irá desvaneciendo con el tiempo hasta quedar en anecdótico. 


Creo que en muy pocas ocasiones, una misma generación ha sufrido dos crisis de tales magnitudes en una misma década. En el año 2008 empezó una de las crisis más dilatadas en el tiempo, que alcanzó su máxima repercusión en nuestro país en el año 2013. Tras el inicio de la recuperación en 2015, volvemos a sufrir un nuevo revés. Inesperado y de características desconocidas. Nos olvidaremos de la crisis del Covid, al igual que ya nos estábamos olvidando de la crisis del 2008. Superamos aquel reto y seguimos adelante hasta encontrarnos con la siguiente piedra en el camino. 


Hay una cosa que nos acompañará toda la vida: nuestro carácter generacional. La generación millennial y posteriores, hemos sido capaces de aguantar y resistir una de las peores crisis económicas y ahora, sin apenas tiempo de reacción, estamos luchando contra una crisis sanitaria con repercusiones económicas sin precedentes. Somos una generación que se ha formado y desarrollado profesionalmente en un entorno donde la incertidumbre y la adversidad son las principales protagonistas. Tenemos la oportunidad de demostrar que podemos dar lo mejor de nosotros mismos. Que ahora más que nunca, podemos ser el motor y el empuje de una nueva recuperación. 


Estamos viviendo la oportunidad de aprender y potenciar nuestras habilidades. De desarrollar nuestra capacidad de adaptación y flexibilidad al máximo. En el futuro, seremos capaces de gestionar la incertidumbre y enfrentar las adversidades con entusiasmo. Nuestras habilidades de cooperación y trabajo en equipo están a flor de piel. Juntos estamos consiguiendo mitigar grandes dificultades que han sobrevenido en los últimos meses. Resolver los problemas que han aparecido a nuestro alrededor está siendo el entrenamiento más importante, uno que nos servirá para el resto de nuestras vidas. 


No me cabe la menor duda que nuestra generación aprovechará esta oportunidad para salir más reforzada, para aprender de todo lo vivido y ser una generación que esté marcada por un carácter de superación ante la adversidad. En la historia, han ocurrido sucesos dramáticos que han marcado el devenir de millones de personas. Está en nuestra mano poder aprender todo lo posible para ser una generación más fuerte, más unida y que enfrente los nuevos cambios con la mejor actitud posible.


Depende de nosotros. Y tú, ¿estás preparado para el siguiente reto?



Por David Fernández