La fuerza del destino

Son numerosas las leyendas recogidas en la historia oriental. Muchas hablan del amor, otras de los valores, incluso algunas, de la importancia de la familia. Pero, hay una en especial, que habla sobre el destino, sobre la fuerza del destino

La historia dice así:

Hace muchos siglos, en la antigua China, vivía un hombre con su esposa y sus dos preciosas niñas. La familia era feliz y los padres adoraban a sus hijas, pero tras un desafortunado accidente, el padre enviudó y quedó a cargo de las dos pequeñas. 

Él las cuidaba y amaba como un buen padre. Las niñas fueron creciendo y eran inteligentes y muy curiosas, y nunca se cansaban de aprender. Día tras día, iban haciéndole miles de preguntas a su padre y si bien él tenía algo de sabiduría y podía darles una respuesta, algunas veces no era capaz de hacerlo y las niñas no podían satisfacer sus ansias de conocimiento.

Tras mucho pensar, el hombre decidió mandar a sus hijas a vivir a casa de uno de los ancianos más sabios de la región. Pensó que él sí podría resolver todas las dudas de sus hijas y que de esta manera, las niñas se beneficiarían de la experiencia y aprendizaje del sabio.

El anciano era capaz de responder todas las preguntas de las niñas y saciar todas sus ansias de conocimiento, pero aun así estas no estaban contentas. Un día, las hermanas decidieron elaborar una pregunta tan complicada que ni su maestro sería capaz de responder. La mayor de ellas, Mei, era la más lista y le explicó a su hermana pequeña, Maylin, el plan que había trazado. Esa misma tarde, Mei fue al bosque y al regresar, le mostró a su hermana lo que había encontrado: una mariposa en un pequeño tarro de cristal. La joven quedó asombrada y le preguntó a su hermana qué iba a hacer con el animal. Mei cogió a la mariposa y la sostuvo entre sus manos y le explicó a su hermana cuál sería la pregunta. Le preguntarían al sabio si la mariposa estaba viva o muerta. “Si responde que está viva, apretaré con fuerza la mano y la mataré. Sin embargo, si responde que está muerta, abriré mi mano y la dejaré libre”. Meylin quedó fascinada con la inteligencia de su hermana y le pareció un plan perfecto, de esta manera, respondiera lo que respondiera, el anciano estaría equivocado y las niñas tendrían su ansiada victoria.

A la mañana siguiente, las niñas se despertaron y como de costumbre bajaron a desayunar. Al llegar a la cocina, pudieron ver cómo su maestro estaba en el porche de la casa, sentado en un roca meditando. Las hermanas, salieron para encontrarse con el anciano y le dijeron que tenían que preguntarle algo muy importante. El anciano, abrió uno de sus ojos, y mirándolas con recelo las invitó a sentarse junto a él. En ese momento Mei elaboró la pregunta: maestro, ¿podría usted decirme si la mariposa que tengo entre mis manos se encuentra viva o muerta?. El sabio, sonriente y tranquilo, les respondió: “Depende de ti, su vida se encuentra en tus manos

La leyenda de la mariposa es una metáfora que refleja el presente y el futuro de nuestras vidas. Trata de enseñarnos cómo el destino se encuentra en nuestras manos y no va a depender de terceros. Sin embargo, el problema es que muchas personas se niegan a asumir ciertas responsabilidades.

Es muy sencillo echarle la culpa a otro, pero asumir tus errores, es de las cosas más difíciles que existe y requiere de mucho autoconocimiento, paciencia y humildad fundamentalmente. Algo, que por desgracia, no todo el mundo está dispuesto a dar. Lo que tiene que quedarnos claro es saber que no siempre vamos a hacer las cosas de la manera correcta. Tendremos aciertos y errores, fallos y habilidades. y por supuesto, no debemos tener miedo a equivocarnos. Todo se basa en un proceso de aprendizaje.

Todos tenemos una mariposa que nos acompaña, y esa mariposa es nuestra propia vida. Tenemos la opción de enjaularla o dejarla volar libremente. La decisión es completamente nuestra y no debemos estar influenciados por nada ni por nadie. Responsabilizarnos por ella es lo que realmente cuenta. Debemos tomar el control de nuestra vida y de nuestras decisiones, hacer honor de eso a lo que llamamos libertad.

Y como dijo un buen amigo, al fin y al cabo, todo se resume a eso. A veces se gana y otras se aprende.


Por Ángela Taltavull