La tumba de los artistas,
el trabajo que mata la pasión,
y del mismo trabajo que la alimenta.
el trabajo que mata la pasión,
y del mismo trabajo que la alimenta.
Considero artista a toda persona emocional, más que creativa, de sentimientos a flor de piel y amantes de las emociones fuertes, con rayadas mentales que necesitan salir a la luz de la forma que sea.
Por ello, sin lugar a duda creo que todo el mundo tiene un artista dentro, ya que cada uno de nosotros, tiene una pasión por algo. A todos nos gusta oír a la cualquiera hablar de su pasión, porque lo habla de una forma diferente, con detalle, con emoción. Por ello, las personas que triunfan en el loco mundo del arte son aquellas que tienen claro lo que quieren.
Cabe diferenciar que todo el mundo tiene un artista dentro, pero no todo el mundo nace con talento innato para, por ejemplo, dibujar, lo cual, no implica que una persona sin talento, no pueda triunfar o que una persona con talento innato vaya a triunfar. Dan igual las circunstancias, lo único que cuenta es tu trabajo, y tu perseverancia.
El artista, como todo buen empresario, necesita un cliente, un cliente que puede o no se adapte a las necesidades del artista, y como el artista necesita comer, aceptará cualquier trabajo por muy cercano o lejano que se encuentre a su pasión. Y he aquí, la tumba de la pasión del artista, porque al final, las necesidades básicas se posicionan antes que las pasionarias.
Un artista tiene la obligación moral de ser su propio cliente, trabajar en lo que le gusta, alimentar su pasión. Debe dedicar muchas horas a esta tarea, horas que se va a quitar, entre unas cosas, de trabajar en algo que dé buen dinero, y entre muchas otras cosas, de buenas horas de sueño.
Es deber del artista nunca rendirse, y a la vez, aprender a quedarse conforme, lo cual no es tarea fácil sabiendo que un buen artista nunca verá su trabajo suficientemente bueno, siempre verá algo que poder mejorar.
El trabajo del artista es una montaña rusa, porque al ser un trabajo pasionario, dependerá de cómo se sienta ese día, quizás no se siente sufientemente triste para dibujar, o suficientemente alegre para pintar. Un artista tiene malos días, incluso semanas, tiempo perdido que nunca podrá recuperar, y así poco a poco, mata su pasión con la propia obligación.
El reto del artista es complementar sus necesidades pasionarias con sus necesidades básicas, dibujar todos los días a modo de rutina aunque sea el boceto más rápido y simple, encontrar motivación en el cansancio, nunca rendirse y luchar contra sí mismo. Ese es el reto, convertir la pasión en rutina, para cuando lleguen los rayos de inspiración, el artista esté más que preparado. Del mismo modo que puede ser un deportista, que debe acostumbrarse a dar a la pelota como reflejo, para el día del gran partido darlo todo casi sin esfuerzo; sin pensar en ello, solo reflejo.
De este modo, el artista tendrá que aprender a sacrificar su pasión para alimentarla al mismo tiempo. Tú decides lo que quieres hacer.
Quizás, la tumba de la pasión del artista, sea simplemente, el miedo a fracasar, a arriesgar, darlo todo y no llegar a nada, y quizás, y solo quizás, ese sea el mismo miedo que no te deja avanzar.