Steve Bannon, ex asesor del presidente de EEUU, Donald Trump. |
El ex estratega jefe de Donald Trump,
Steve Bannon, figura política y mediática muy conocida en Estados Unidos, ha
decidido desembarcar en el viejo continente. Quedan escasos 9 meses para que se
celebren las próximas elecciones al Parlamento Europeo, y Europa ya tiene
instalada en Bruselas la sede de la que será la mayor amenaza a los valores
europeos, liberales y democráticos de nuestro continente: “El Movimiento” (“The
Movement”).
Bannon, que fue consejero presidencial de
Trump durante 7 meses, hasta que fue despedido, lleva impulsando en los últimos
meses esta organización, aspirando a convertirla en la antítesis de la fundación
Open Society, creada por el magnate George Soros, que ya ha destinado, en 30
años, 28.000 millones de euros para promover los valores de la democracia
liberal.
“The Movement” pretende unificar
bajo un mismo paraguas a todos los grupos de la extrema derecha populista
europea. Aspira a ser algo así como una Internacional Nacionalista, un oxímoron
que, como ya vienen señalando diversos analistas, va a ser difícil de conjugar.
En el último año, Bannon ha venido reuniéndose con todas las cabezas de los principales
partidos nacional-populistas de Europa: desde Marine Le Pen hasta el actual
Ministro del Interior italiano, Matteo Salvini. Es sabido, además, que tiene una
gran amistad con Viktor Orban, el euroescéptico primer ministro húngaro,
cuyo gobierno ya posee, claramente, rasgos iliberales y autocráticos. Llegó a
decir, Bannon, que “Orban fue Trump antes que Trump”.
El estratega estadounidense
está convencido de que en los próximos años, si no meses, veremos una drástica
ruptura en la integración europea. Señala que la Unión Europea implica
debilidad, afirma que es un espacio abierto para el islamismo radical y
enormemente permisivo con las políticas migratorias. “Tendréis estados individuales,
con sus propias identidades, sus propias fronteras”, dijo en una reciente
entrevista en The Daily Beast.
Bannon ha visto en Europa
un filón. Le fascinó el Brexit. En marzo de este año fue aplaudido y ovacionado
en el Congreso del Frente Nacional. “¡La historia está de nuestro lado y
nos va a llevar de victoria en victoria!”, dijo delante de todos los
seguidores de Le Pen. A pesar de ello, su cruzada implica enormes
riesgos. Unificar a tantos movimientos nacionalistas puede terminar en un gran
choque de intereses: debería diseñar, y parece que está en ello, una
arquitectura que permita la unión de una masa de partidos tan enormemente ecléctica.
Así señala Patrick Gaspard, en un artículo en Politico, que “es improbable que
los movimientos nacionalistas de 27 países, donde se hablan 24 idiomas
diferentes, bailen al compás de un flautista americano”.
La recién creada
fundación representa una enorme amenaza para los valores europeos, pero al
mismo tiempo puede llegar a conseguir un efecto no esperado: unir y movilizar a
los partidos y electores más europeístas. Bannon pretende socavar los
fundamentos de la Unión, intenta impulsar la ola populista que recorre el
continente y sabe cómo aprovechar los resquicios institucionales que le
proporciona Bruselas. No obstante, parece que debe saltar numerosos obstáculos
antes. En los últimos años han surgido, y se han minusvalorado, numerosos
movimientos populistas análogos. De momento, y para no cometer errores,
veámoslo como lo que es, una amenaza real para la convivencia política europea.