Un océano de plástico es un documental de Craig Leeson estrenado en 2016. En él, se nos muestra la realidad aterradora en la que vivimos: la destrucción que nosotros mismos estamos causando.
El problema se reduce a este: en los úñtimos 10 años (en el momento del estreno), hemos producido diez veces más plástico que todo el producido en el siglo anterior. Al tirar los restos de plástico, solo un pequeño porcentaje se "recicla", el resto, se queda en nuestro medio ambiente, en concreto, en el océano.
La producción de plástico es de las más explotadas debido a su durabilidad, pero una vez tiramos el plástico, este no desaparece: con el paso de los años, se va rompiendo en pequeñas partículas que se llaman microplásticos y cuya vida se basa en flotar a la deriva. Se estima que hay unos cinco trillones de partículas de microplástico en el océano, e incluso hay zonas en las que hay más microplástico que plancton. ¿Cuál es el problema? Pues que los animales no saben distinguirlos y, por lo tanto, consumen esas partículas nocivas para su salud. Vamos, que los peces comen plástico. Y tú, te comes a los peces: no hace falta que haga la suma para que te des cuenta de lo que te estás comiendo. Pero no solo los peces lo sufren: las tortugas confunden las bolsas con medusas y se las comen, obstruyéndoles el estómago y dificultando su respiración; los pájaros que obtienen la comida del océano también se confunden con trozos de plástico, y se lo dan a sus polluelos. En el documental hay una escena en la que se le abre el estómago a un pájaro muerto y está LLENO de trocitos de plástico, y cuando digo lleno no exagero.
Una de las cosas que más me indigna de toda esta situación es que la gran mayoría del plástico que tiramos procede de productos de un solo uso. Botella que te compras, botella que usas, botella que tiras; patatas que te compras, patatas que te comes, bolsa de patatas que tiras. Piensa en tu día a día y en la cantidad de productos de un solo uso que llevan plástico, TODO contiene plástico: La comida, los productos tecnológicos, las muñecas y juguetes, los productos higiénicos, las bebidas, el maquillaje, biberones, platos, cubiertos, pajitas....
Es imposible huir del plástico, pero hay que obligar a las empresas que lo producen a que se hagan responsables de sus deshechos. Algún que otro país ya ha incorporado alguna inovación con el objetivo de reducir su consumo: Ruanda ha prohibido el uso de bolsas de plástico y Alemania ha incorporado máquinas que te dan 25 céntimos por cada botella de plástico que deposites (parece que solo ayudamos si se nos recompensa, pero en fin, algo es algo). Y eso es lo que hay que hacer: ser conscientes de que los productos de plástico que usamos nunca desaparecen, y podrían ser causantes de la muerte de un pájaro, o de la obstrucción de alguna cavidad de algún animal. Intenta llevar un desarrollo sostenible: no hace falta que dejes de consumir productos que contengan plástico de un tirón, pero simplemente ve pensando en si de verdad lo necesitas o no, o en si puede haber una alternativa ecológica. Y si compras algún producto de plástico, siempre piensa en si puedes reutilizarlo. Todo vale con tal de no apartar la vista. Esto no es una invención, es la realidad que estamos causando todos y cada uno de nosotros.
"If whales could talk to us, I imagine they would ask us 'what were you thinking?'" (Leeson, 2016. A Plastic Ocean)
Toda la información la he sacado de este documental, recomiendo que lo veáis (está en Netflix) pero aviso que es bastante duro (yo acabé llorando al darme cuenta del daño que nuestra ignorancia causa a seres inocentes).