Fotografía de Getty |
Pero me he hecho una promesa que espero cumplir (el tiempo me lo confirmará): voy a darme días libres. Y por días libres no me refiero a “hacer poquito”, “solo estudiar un rato”, “tan solo estos correos”... Que no, ¡que no! Me refiero a tumbarme en el sofá y quedarme en posición horizontal durante un buen rato, leer porque me apetezca, socializar lo justo para que no se me acabe la batería de simpatía y no sentirme mal por simplemente existir. Es sumamente necesario, cómo puede ser que cuando me entregué a este proceso estando mala sentí... ¿Bienestar? ¿Tranquilidad? Por dios, ¿me viene bien ponerme mala?
Sé que hay más personas como yo, pluriempleadas, sí síes y no ninis, que no se saben estar quietas (porque a alguna cosa podría decir que no de vez en cuando, pero eso es otro artículo) y que a lo mejor tienen clarísimo que tienen que dedicarse tiempo a sí mismas y ya. Bueno, yo estoy en el proceso. Y que nadie me envíe “morning routines” de influencers que aprovechan el día levantándose a las 5 y media de la mañana, o que en un su “día de descanso” hacen más que yo en todo el mes. Ni se os ocurra, porque por ahí yo no paso. Ni harta vino.
Publico esto un lunes, que es el día de antidescanso, pero incluso hoy, dedicaros unos minutitos, un café, una siestecita... Seguís siendo gente estupenda igual, eh. A los que estáis pasando por el catarrazo/enfermedad leve estacional: enhorabuena, aprovechad y descansad. A los que no: recordad que dormir 8 horas al día nos hace más simpáticos, o algo así leí un día.
¡Descansa (Teresa)d!
Por Teresa Camarena Moreno