Maradona entre otros quilombos

El 2020 se ha llevado a dos personajes emblemáticos de Argentina recogidos en el título de la canción de nuestro Sabina “Dieguitos y Mafaldas”. Ambos, Diego Armando Maradona y Joaquín Salvador Lavado (Quino), han dejado una huella en la historia entre goles y viñetas. 

Mi amigo Valentino me contaba de primerísima mano cómo se vivió el 25 de noviembre en Argentina: “La muerte de Diego ha sido tan polémica como su vida”. 

Ilustración por Leyre Ínigo Lázaro

El genio del balón y su “mano de Dios” significaron mucho más que la victoria en un mundial. Si bien fue en el Estadio Azteca, ese 2-1 contra Inglaterra en los cuartos de final del ‘86 empoderó a la población argentina ante un poder imperialista que les había devastado fríamente en las Malvinas cuatro años antes. 

Por otro lado, está la controversia. Para el 26 se organizaba un velatorio masivo en la Casa Rosada en un contexto en el que muchos argentinos no han podido dar el último adiós a sus familiares debido a la pandemia. También van y se declaran tres días de luto nacional por quien fue un icono del deporte, sí, pero un maltratador en lo personal. Esto hace cuestionar a la sociedad los días de luto nacional que harían falta para rendir un mínimo homenaje a las mujeres asesinadas en el país solamente desde enero. En tal caso, Argentina estaría todo el año bajo un velo negro. Así, Maradona falleció irónicamente en el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. 

Las despedidas al “Pelusa” han sido de lo más variopintas, pero al recordarle, no es extraño que la mayoría se hayan centrado en una sola faceta de lo que fue el jugador. Por ejemplo, mientras que son muchos los tuits que dicen adiós al Diego “que no permite que la pelota se manche”, las Abuelas de Plaza de Mayo se despiden en las redes sociales del “Diego del pueblo”. 

Hace dos semanas y por el motivo que fuere, hubo un revuelo brutal en distintos puntos de Buenos Aires: La Bombonera, el Obelisco, Plaza de Mayo o la misma Casa Rosada, lugar que no acogía a tanta gente por un velatorio desde la muerte de Néstor Kirchner, expresidente de la nación fundamentado en el legado peronista y a cuya despedida asistió el mismo Diego Maradona.

En un país donde las pasiones oscilan entre el fútbol y la política, las mujeres que se identifican con la izquierda latinoamericana y con el movimiento feminista, critican fuertemente los abusos de Maradona. Sin embargo, también cambiaron sus aplausos a las 9pm dedicados a sus sanitarios por uno a las 10pm en honor al número 10. Al genio del fútbol, que lleva tatuados en alma y piel al Che y a Castro, y que aún ateo se declaraba fan del Papa y se identificaba con la ideología peronista desde que nace en el hospital “Evita” (Perón) un 30 de octubre de 1960. 

Por esto, tampoco sorprende que los políticos españoles hayan querido despedirse de Maradona haciendo un guiño a su ideología. Pablo Iglesias, por ejemplo, recupera las letras de Los Chikos del Maíz “A d1Os le pido”: 

“Diego nuestro, santificada sea tu zurda, Dios no está en el cielo, se recupera en Cuba. Diego nuestro, barrilete cósmico divino, Dios lleva el 10 a la espalda y es argentino”.

Escuchando al periodista José Ramón de la Morena en Más de Uno, se puede resumir la vida de Maradona de la siguiente manera: “La vida la vivió primero como pudo y después como le dio la gana”. Hasta él mismo decía que nunca pretendió ser ejemplo de nadie, pero sus excesos (como los denomina José Ramón en su comentario) le condenaron y los medios le asfixiaron, acelerando la controversia sobre una figura que se suma a las polémicas de la sociedad argentina (como si ya no hubiese suficientes…). 

En las redes sociales se ha visto de todo estos días. Desde la irrespetuosa viralización de una fotografía filtrada de un trabajador de la funeraria con el pulgar hacia arriba junto al cadáver de Maradona, hasta memes, comentarios fanáticos o tuits “medio en broma, medio en serio” especulando la potencial impresión de billetes con la cara de Maradona y otras soluciones para la inflación… palabra que desde “chicos” los argentinos conocen bien. 

Dentro de varios años los argentinos probablemente recuerden lo que se encontraban haciendo en el momento de la muerte de Maradona y todo el revuelo, o como dirían los argentinos, todo el “quilombo” de opiniones agridulces que se armó acerca de su figura, endiosada y criticada al mismo tiempo. 

Para algunos, Maradona será una estrella del fútbol, para otros un maltratador y para otros incluso un símbolo político. Ahora, partiendo de la base de nuestra manía de etiquetarlo todo, la muerte de Maradona nos ha demostrado una vez más como caemos en conformar opiniones únicas sobre alguien renegando de lo que no nos interesa saber o de lo que, aún sabiendo, no nos interesa tener en cuenta.


Por Lucía López Arana