Quien con tecnología se acuesta, con tecnología se le levanta



Te pongo en situación, querido lector. Un sábado cualquiera en una casa cualquiera con un alcohol barato cualquiera. Se levanta una persona y dice: ¿Jugamos al “yo nunca”? Todos aceptan con la cabeza y comienza una retahíla de preguntas en las que solo el 60% serán respondidas de verdad. Preguntas sobre sexo, erotismo, los fetiches más extraños y por supuesto LA PREGUNTA.


- ¿Cuándo lo hicisteis por primera vez?


Silencio. Miradas cómplices. Miradas esquivas. Todos sienten vergüenza, ya sea por pronto o por tarde.


Pero, ¿qué está pasando ahora mismo? La tecnología e internet han arrasado con todo lo que conocíamos sobre la sexualidad.


Te quiero follar. Enviar.


Con la entrada de Whatsapp, Facebook Messenger, Instagram Direct y todas las plataformas de mensajería, hemos perdido la vergüenza a decir ciertas cosas, como si detrás de nuestro nick (a pesar de ser nuestro nombre) resbalaran palabras que no serías capaz de decir a la cara ni con 3 litros del ron barato del que hablaba antes.


¿En qué momento hemos conseguido que mis manos tecleando “te quiero follar” sean más importante (o más fácil) que mis ojos mirando a los ojos de ESA persona en los que no hace falta ni decirlo?


Debido a que nos hemos convertido en unos acumuladores de “me gustas”, también nos hemos convertido en unos acumuladores de “me desean”. Y a quién no le gusta que le deseen ¿verdad?, ¿a quién no le mola un emoji de un fuego en esa foto que nos hemos hecho sacando brazo “inconscientemente” o subiendo “inocentemente” un trozo de nuestra camiseta para dejar paso a nuestro escultural cuerpo? Internet nos ha traído muchas cosas buenas, pero con el amor y el sexo tenemos un problema.


Las expectativas que no llegan.


Esas fotos con filtros, esos “te haría lo que nadie te ha hecho jamás”, esos deseos prohibidos que ves en las páginas porno gratuitas con modelos que TE PIDEN que les hagas lo que tú deseas… Todo eso es carne de cañón para las (malditas) “expectativas”.


Teniendo en cuenta esas ideas en nuestra cabeza, llego a este punto, que, para mí, nos une a las nuevas generaciones, que es la idealización. Como todo en esta vida, esto tiene su parte positiva y negativa. Podemos llegar más allá de cosas preestablecidas e “incambiables”, ¡podemos cambiar el mundo! Pero, también hemos estado expuestos a vidas perfectas, idealizadas, sin fallos, sin poros… y eso nos genera frustración.


Pues lo mismo pasa en el sexo. ¿Qué queremos? Desde el punto de vista del hombre heterosexual, hemos visto una idealización del “empotrador” que todas desean y que puede conseguir a la chica que quiera diciéndole que la desea. Esa persona que lo ve, llega mañana a una discoteca, se encuentra con un rechazo y se cabrea consigo mismo, con la chica porque seguramente el problema sea suyo, con Instagram por haberle mandado esa notificación de “me gusta”, con Tinder por darle falsas esperanzas… ¡Vaya mundo de frustraciones!


Además, imaginando que consigues que tus artes flirteadoras surtan efecto, seguro que en tu cabeza lo imaginabas diferente. ¿Por qué el mundo de las ideas es tan cruel? ¡Vaya mundo de frustraciones!


El “Nirvana” sin necesidad de Instagram ni Tinder.


Para liberarte de frustraciones que solo hacen enriquecerse a la industria del chocolate, los kleenex y las plataformas de series, lee esto. ¿Estás preparado o preparada para saber cómo llegar al Nirvana sin necesidad de tecnología o plataformas de personas que están a 5 km de ti y deseando conocerte? Pues deséate y comunícate, tal cual. Lo sé… vas a pensar ¡vaya mierda! Después de más de 500 palabras me sueltas semejante chorrada. Pues sí, querubín sí, que nunca está de mal recordarlo. Dos cosas que son fáciles de decir pero no veas si son complicadas de poner en práctica.


Primer paso, comunicación: ¿Has probado a decirle a tu pareja que te gusta “ESO” que solo tú sabes y te da vergüenza que lo sepan? Pues si lo dices con respecto y esa persona te quiere de verdad y quiere que disfrutes, lo vais a probar.  A lo mejor no te gustaba tanto como pensabas, o a lo mejor llegas al Nirvana y solo quieres terminar con esta vida en ese momento. Pero abrirte en la comunicación sexual dará paso a conversaciones desde el corazón que no te esperas. Pero claro, queda desearte, fallo casi principal en muchos aspectos de esta sociedad.


Segundo paso, autoestima: Y no hablo de ser ególatra y pensar que eres un experto amatorio; me refiero a disfrutar contigo, con cosas que haces y con quien las haces, porque así sabrás qué te gusta, así sabrás qué quieres y, lo más importante, así sabrás A QUIÉN. O quiénes.


Si estás leyendo este artículo, deséate, porque aunque puede que no te conozca seguro que tienes algo que te hace irresistible. ¡UFFFF!




Por Carlos Otero