"Esto también pasará"


En este artículo os traigo una leyenda que bien podría ser cierta. La historia que cuenta nos toca muy de cerca debido a la situación que a día de hoy estamos viviendo y la moraleja es la mejor de las enseñanzas que podríamos esperar.

Hace mucho tiempo, en una tierra muy muy lejana existió un rey de fuerte carácter y noble corazón que dirigía a su nación con gran sabiduría. Todo el reino le admiraba y apreciaba, e incluso los otros reinos le mostraban respeto.

La comarca era próspera y los aldeanos se sentían felices, pues nunca habían tenido un monarca tan válido como el de ahora. Los campos eran fértiles y la cosecha abundante. Había trabajo y la comida no escaseaba. En definitiva, el reino florecía año tras año.

Sin embargo, una mañana de verano, el rey mandó llamar a todos los sabios de la corte y les dijo:

- He ordenado al mejor orfebre del reino realizar un anillo, pero no un anillo cualquiera, sino un anillo en el que pueda meter un pequeño mensaje. 
- ¿Un mensaje? Alzaron la voz los sabios al unísono
- Sí, un mensaje que me sirva de remanso en momentos de desesperación. Una pequeña frase que me permita encontrar la calma cuando la angustia me invada.

Así fue como los sabios se pusieron a trabajar. Estuvieron pensando semanas cuál podría ser el mensaje que satisfaría los deseos de su rey. Buscaron en miles de libros, manuscritos y escritos antiguos pero no daban con la solución. Una noche, Jonás, uno de los sirvientes más ancianos del rey, que había cuidado de él desde que era niño, se acercó al monarca y le dijo haber dado con la solución al misterioso mensaje. El rey, que tenía en alta estima a Jonás, le ofreció asiento y le rogó que le explicase cómo había resuelto el dilema. El anciano habló:

- Hace muchos años, cuando vuestro padre era rey, un sabio de Oriente llegó al reino pidiendo asilo. Yo fui el encargado de atenderle y agasajarle y cuando retomó de nuevo su viaje, justo antes de partir, me tendió la mano ofreciéndome un arrugado papel. Yo le pregunté qué era eso y él me dijo que, como muestra de agradecimiento por todos los cuidados que le habíamos proporcionado, me obsequiaba con ese regalo. Pero me explicó que no debía abrirlo en ningún caso, que solo debía hacerlo en momentos de extrema necesidad. Es por eso por lo que ahora yo se lo entrego. Guárdelo bajo el diamante de su anillo, y cuando se encuentre en una situación en la que no vea salida alguna, ábralo.

El monarca, sorprendido por la historia, hizo caso a Jonás, guardó el papel y se puso el anillo.

Años después, el reino sufrió la invasión de un tirano. Asedió los campos y esclavizó a sus habitantes. Intentó asesinar al rey pero este consiguió huir y se adentró junto con algunos de sus caballeros y su sirviente Jonás en un bosque cercano. Una vez hubieron burlado a los asaltantes, comenzaron a idear un plan para recuperar de nuevo su reino. Una noche en la que el rey no podía dormir, Jonás se le acercó y le dijo que había llegado el momento de leer el mensaje del anillo. En ese instante, las manos del rey desdoblaron el ajado papel y en él pudo leer "ESTO TAMBIÉN PASARÁ".

En aquel momento, dobló el papel, lo guardó nuevamente dentro del anillo y reunió el suficiente valor para unir a sus hombres y reconquistar su tierra.
Fueron días duros hasta que la reconquista se consolidó, hubo pérdidas y lamentos, pero la fortuna estuvo de su lado y pudo recuperar su reino. Tras la victoria, se produjo una gran celebración. Los niños reían, los adultos celebraban y todos eran felices. El rey, les observaba a todos, con una gran sonrisa, sintiéndose orgulloso de su pueblo. De pronto, llegó Jonás, le miró a los ojos y le dijo:
- Majestad, abra de nuevo el anillo.
- ¿Qué quieres decir?, preguntó el rey. Ahora soy feliz y no me siento frustrado.
- Escúcheme, dijo el anciano. Este mensaje no es únicamente para situaciones desesperadas, también es para momentos gozosos. No es solo para cuando uno ha tocado fondo, también lo es para cuando nos sentimos eufóricos. Nos es útil cuando estamos en los más bajo, pero también cuando nos encontramos en lo alto de la pirámide.
Fue así como el monarca pudo comprender el verdadero mensaje del anillo. Todo en esta vida es pasajero y tiene fecha de caducidad, tanto lo malo como lo bueno. Debemos aceptar aquello que no podemos cambiar. 
No debemos conformarnos, ya que siempre hay que luchar por salir adelante, pero a lo largo de nuestro camino nos encontraremos con muros imposibles de derribar, por ello debemos esquivarlos y aceptar las circunstancias tal y como nos vienen dadas.
En definitiva, tenemos que aprender a disfrutar de las cosas buenas que nos pasen mientras duren. Pero también debemos hacernos a la idea de abrirnos hacia lo nuevo, explorar lo desconocido y no cerrarnos a nada.
Es solo a partir de la aceptación como podremos mantener la calma y la serenidad para poder seguir avanzando en nuestra vida.



Por Ángela Taltavull