Mujer Árbol


Me gusta pensar que las mujeres somos como árboles. Hijas de la Madre Naturaleza, musas de los pájaros que pasan volando por los aires y cantan sobre nosotras. Pájaros que crean en nosotras sus nidos, porque somos hogar y somos oxígeno. 
Me gusta pensar que las mujeres somos como árboles. Arraigadas a la tierra, pero con nuestras copas siempre apuntando al cielo.  Capaces de mantenernos en pie y de florecer de nuevo siempre que fuertes vientos nos quitan nuestras hojas. 
Me gusta pensar que las mujeres somos como árboles. Así, la Biblia nos echaría la culpa dos veces: por ser el árbol de la ciencia que daría el fruto del pecado, y por ser la malvada Eva que tentó al humilde y pobre Adán. Pero yo estoy harta de que siempre sea la misma historia, y de que se culpe a Eva de la corona de espinas y de que todos llevemos grabada en la frente la palabra PECADO. Me gusta pensar que las mujeres somos como árboles, porque si fuera yo el árbol de la ciencia, abrazaría a Eva con mis ramas para hacerle recordar dónde están sus raíces, y para que vuelva a sentir el calor del paraíso que circula por nuestra savia. 
Me gusta pensar que las mujeres somos como árboles. Pero de la mano de este pensamiento viene el eterno recordatorio de que los hombres nos talan, y  de que hemos perdido a muchas hermanas a manos de asesinos, muchos de los cuales han salido airosos. 
Definitivamente he perdido el rastro del paraíso pero, aun así, me gusta pensar que las mujeres somos como árboles. Imaginaos un mundo sin árboles, y os imaginaréis un mundo sin vida.

En honor a todas las mujeres fallecidas por violencia de género, y a todas las mujeres que vivimos con miedo.
Sigamos floreciendo.