Un juego de palabras


Fotografía por Angelos Tzortinis, cerca de la isla de Kos
La inmigración irregular es un fenómeno relativamente reciente, pero aún así, marca el ritmo de la política en muchos países del mundo moderno y especialmente en el mundo Occidental, que al ser la región más próspera del mundo es la que más inmigración atrae. Si aspiramos a solucionar este conflicto que tanto daño está haciendo en miles de seres humanos y tanta división está causando en nuestra sociedad, debemos hacer un esfuerzo para analizarlo en profundidad sin dejarnos influir por mensajes catastrofistas o proclamas huecas de hermandad y acogida. La complejidad del asunto, como todo en la vida, se resiste a las simplificaciones. Con esto en mente, empezamos: ¿Que es exactamente la inigración irregular? ¿Es realmente un problema? ¿Por qué? ¿Hasta que punto?

Según el glosario escrito por la OIM (Organización Internacional para las Migraciones), la definición de inmigración irregular es la siguiente: "Personas que se desplazan al margen de las normas de los Estados de envío, de tránsito o receptor." Esta es una definición bastante amplia del término, y no es casualidad, ya que el glosario recoge 18 tipos de inmigración que matizan la motivación, los canales o el volumen del flujo migratorio. Sin embargo, es importante resaltar el hecho de que de la definición de inmigración irregular engloba todo tipo de circunstancias en las cuales una persona entra, sale o permanece en un país sin recurrir a los procedimientos adecuados, independientemente de su motivación o sus circunstancias.

Uno de los fenómenos recientes más representativos y más dramáticos en la Europa actual es la crisis de los refugiados, que empezó en 2014. Gracias a los números proporcionados por la Unión Europea podemos ver un magnifico ejemplo de lo amplia que puede ser esta definición sobre inmigración irregular. En 2015 se registraron 1.82 millones de cruces irregulares de las fronteras exteriores de la Unión, y se calcula que en el mismo año hubo aproximadamente 1.25 millones de peticiones de asilo. Según el reglamento de Dublín, firmado en 2013, los refugiados deben presentar su solicitud de asilo en el primer país por el que entran en la UE, por lo que las 570.000 personas restantes que no presentaron su solicitud de asilo serían considerados cómo inmigrantes irregulares. Sin embargo, la Unión Europea reconoce que estos números no son más que una cruda estimación. Muchos migrantes continuan hacia el interior del continente con la esperanza de presentar su solicitud en un país más rico o más inclinado a acogerlos; muchos otros han perdido su documentación o nunca la tuvieron; y otros, después de presentar su solicitud de refugiados satisfactoriamente, han abandonado el país al que han sido asignados para buscar prados más verdes. Según el manual, todos ellos son inmigrantes irregulares.

Ahora que entendemos mejor el término en sí y la complicación que conlleva vamos a analizar el impacto de este tipo de inmigración en la sociedad española.

Según cifras del Ministerio del Interior, la llegada de inmigrantes por vías regulares en 2017 fue de 532.482 personas, mientras que 25.251 personas llegaron por vías consideradas irregulares. Según algunas estimaciones, la cifra de llegadas irregulares podría haber alcanzado ya 22.500 a mediados de agosto de 2018, superándola cifra total de llegadas de 2017, pero aunque este repunte pueda ser alarmante sigue siendo extremadamente pequeño en comparación con la llegada de inmigrantes regulares de 2017; y eso sin tener en cuenta que los números de salida de población (emigración y deportación de irregulares) son solo ligeramente inferiores a los de entrada, lo que significa que el crecimiento poblacional que aporta la inmigración actualmente es reducido.

A la luz de esos datos, ¿hasta que punto puede la inmigración irregular ser considerada cómo un problema social? El hecho de que un inmigrante haya seguido los cauces legales de inmigración no implica que esté altamente cualificado o que pueda integrarse en la nueva sociedad sin problemas. Si lo que tememos es la posibilidad, irracional pero comprensible, de que la razón por la que los inmigrantes irregulares son expulsados es porque son peligrosos (una de las razones más utilizadas para justificar dichas expulsiones es la de seguridad nacional), sólo tenemos que observar la disparidad entre unos y otros para darnos cuenta de que, con que un 5% de inmigrantes legítimos cometieran un crimen, el número de criminales entre ellos superaría el número total de inmigrantes irregulares. El cargo que se le puede atribuir per se a un inmigrante irregular es el de violar la soberanía del país, es decir, de ignorar el derecho que los países tienen a regular su propio territorio. En comparación con otros crímenes con el asesinato o el robo, el mero hecho de entrar en un territorio ilegalmente parece bastante inocuo, independientemente de que siga siendo ilegal. Y como ustedes se habrán dado cuenta, la mayoría de inmigrantes sigue el canal de inmigración establecido.

La inmigración irregular es parte del gran problema que supone la migración y la identidad nacional y cultural en el mundo moderno, un fenómeno increíblemente complejo que debe ser encuadrado en el contexto sociopolítico del momento y el lugar que se analiza. El primer paso que debemos dar para avanzar hacia una solución del conflicto es el de ser conscientes de nuestras circunstancias, las de aquellos que llegan a nuestras fronteras y las de aquellos que ya las han atravesado, y no tanto en etiquetas arbitrarias puestas por los gobiernos. La inmigración no tiene que ser necesariamente un problema, pero hay que ser plenamente consciente de los conflictos y discrepancias que pueda provocar así como de los efectos que puedan tener las políticas que utilicemos. Desde luego, lo peor que podemos hacer es permitir que el debate se estanque en proclamas ideológicas reutilizadas, tanto de uno como de otro signo. Como dice aquella frase erroneamente atribuida a Einstein: "Locura es hacer lo mismo una y otra vez y esperar resultados diferentes"