Apaga y vámonos

 




Huffington Post

44%. El recibo de la luz de este mes será un 44% más caro que el de junio del año pasado. Y los números van a peor. El precio actual del megavatio/hora se sitúa ahora mismo en 67,12€, un incremento del 216% respecto a mayo del año pasado y un 3% si lo comparamos con el precio de abril de este mismo año. El precio de la luz actual es el más caro desde el 2008. A esta subida se le suma ahora el nuevo sistema tarifario, que regulará tres tramos horarios de consumo: punta (precio alto, 10.00 – 14.00 y 18.00-22.00), llano (intermedio, de 8.00-10.00, 14.00-18.00 y 22.00 a 00.00) y valle (bajo, 00.00-8.00, fines de semana y festivos). Una brillante medida del Ministerio para la Transición Ecológica del actual Gobierno de España. Aún recuerdo bien la controversia en torno a las subidas de la luz de anteriores gobiernos, que por aquel entonces rondaban el 4%. Sin embargo, ahora reina un silencio institucional sepulcral, pese a ser un incremento mucho mayor. Un silencio tan sepulcral que si escuchan atentamente podrán oír el aire acondicionado a máxima potencia en el Palacio de la Moncloa. Transición a la pobreza. De ecología aquí no se puede hablar.

 

Como podrán entender, estos datos han sido recibidos por muchos españoles con un estado de ánimo que combina la preocupación e impotencia con la ira. Este ajuste de precios no solo coincide con la llegada del verano, época del año que siempre coincide con una fuerte subida del consumo eléctrico por el uso del aire acondicionado. También coincide con una grave crisis económica que ha visto como las colas del hambre han inundado nuestro país. En Coruña han llegado a ser un 220% más largas. Muchos tendrán que prescindir del aire acondicionado a partir de ahora, algo asumible en las partes más frescas de España, pero insoportable en las regiones más cálidas. Muchos dirán: ¿y qué más da?, muchos españoles llevamos viviendo toda la vida sin aire acondicionado. Sí, y es una pena que ahora lo tengan que hacer aún más familias. El cuerpo se acostumbra a todo, pero eso no implica que sea bueno. La adaptación, además, no acaba ahí.

 

Las horas más caras coinciden con las horas más comunes para el desarrollo de las tareas del hogar: por la mañana y por la noche, antes de dormir. Esto obliga a mover el consumo a las horas valle (opino que el nombre “fosa de las marianas” encajaría mejor). Ahora, muchas familias deberán lavar, planchar y realizar demás tareas de alto consumo por la noche o de madrugada para evitar ser aplastados por el recibo de la luz. Una subida de la luz que no solo impacta en la calidad de vida de los españoles dañando aún más el frágil estado de sus carteras, sino que lo hace también obligando a adoptar hábitos incómodos y quitando horas de sueño. Cocinar, por otra parte, difícilmente tendrá una escapatoria nocturna. La hora de comer y cenar coincidirá sí o sí con los segundos precios más altos.

 

Además, son muchas las personas que por un motivo o por otro tienen que consumir más electricidad en las horas punta, sin posibilidad de trasladar su consumo a las horas más baratas. Las familias numerosas y/o con niños pequeños, en muchas ocasiones, tienen que poner varias lavadoras a diario. Millones de españoles que ahora mismo están teletrabajando tendrán, como ya he mencionado antes, que pensárselo dos veces antes de encender el aire acondicionado. Por supuesto, esta subida no afectará a todo el mundo por igual. Estos nuevos horarios disparatados afectarán, sobre todo, a las familias trabajadoras, además de a los comerciantes y hosteleros. Colectivos que de por sí lo estaban pasando mal debido a la crisis económica. Las nuevas tarifas horarias más altas coinciden justamente con el horario comercial, con la preparación de comida en los restaurantes, tramos horarios de alto consumo por el uso necesario del aire acondicionado y/o las cocinas. Sumando esto a las ya restrictivas pero necesarias medidas anti-covid, los márgenes de beneficios, si quedaba alguno, se esfuman más aún. Los autónomos, un colectivo que de por si es maltratado por impuestos excesivos, tendrán que buscar cómo superar otro muro más.

 

Los más beneficiados serán aquellos de mayor nivel adquisitivo, poco afectados por la subida de precios, ya que pueden asumir la subida sin necesariamente cambiar sus hábitos. De hecho, como usuarios de vehículos eléctricos, verán como su uso se convierte en más económico aún: los coches eléctricos se suelen cargar de noche. Así, el gobierno incorpora un nuevo sistema tarifario que solo empeora el frágil estado de salud económica de los hogares españoles más humildes y dificulta aún más el día a día de los comercios y hosteleros. Ecológicamente, el impacto directo de estas medidas será prácticamente nulo, debido sobre todo a la falta de independencia eléctrica de nuestro país. Se argumenta que el incremento de recaudación será invertido en proyectos de descarbonización y que fomentará el ahorro energético, la eficiencia, el autoconsumo y el despliegue del vehículo eléctrico, pese a que pocos españoles podrán permitirse instalar placas solares o pasar a la tracción eléctrica con el actual panorama económico. Una medida que no aporta, sino resta al progreso social, fundamentada en argumentos ecológicos tan quebradizos como el estado de la economía nacional.


Desde luego, el debate de los españoles de este verano no será sobre que modelo de coche eléctrico añadir a sus garajes. El debate será cuándo poner la lavadora, el lavavajillas, el aire acondicionado y de qué prescindir. Pero quédense tranquilos, al menos ahora las tarifas, pese a ser más caras, son más transparentes. No hay mal que por bien no venga, ¿no? Llegó el verano. ¡A pasar calor!



Por Mark Kieffer Duarte